Ciclismo, naturaleza, fotografía.

CICLISMO, NATURALEZA, FOTOGRAFÍA, MTB, RUTAS.

miércoles, 5 de octubre de 2011

ABANTOS desde Robledondo 2/10/2011

Recorrido por la sierra oeste, alternando trazados mixtos por carretera y caminos. Incluyendo el puerto de La Cruz Verde, el puerto de la Paradilla, la subida hasta Sta. Maria de la Alameda, ascenso a Robledondo, Alto de Malagón desde Robledondo y tendrá su punto culminante en el monte Abantos para luego descender hasta El Monasterio del Escorial desde donde partió la ruta.


Itinerario propuesto e ideado por Pequeño, con la intención de ir descubriendo la sierra oeste de Madrid. Una zona que tenemos bastante olvidada y que tendremos que explorar en sucesivas rutas. Merece la pena perder una hora de trayecto en coche, para después vernos recompensados con unas rutas y recorridos que en la zona sur de Madrid serían imposibles de realizar. Hasta San Lorenzo del Escorial nos desplazamos para realizar esta ruta. En esta ocasión solo Pequeño y yo participamos en el evento.




Uno de los inconvenientes de hacer rutas lejos del entorno de donde vivimos, es el madrugar. Hoy por alguna razón que desconozco me levanté con el pie izquierdo. Me había acostado tarde, el niño se despertó varias veces durante la noche, no descansé bien. Sobre las 6,30 me levantaba con unas ojeras de espanto. Con ganas de volver a la cama. Pero finalmente las ansias de bicicleta pudieron con la apatía. Sobre las 9,00 iniciamos la ruta. Junto a un solitario Monasterio de El Escorial salimos en busca de nuestro primer asalto, el puerto de la Cruz Verde.


Puerto de la Cruz Verde
Interesante subida, que al realizarla en frío me resultó más dura de lo que realmente es. Se trata de una ascensión con bastantes descansillos en su parte inicial. El último tramo es más vistoso con continuas revueltas y giros. La pendiente más dura nos la encontramos cerca del final, en plena curva de herradura, llegando a superar el 10% de desnivel. Aunque el resto de la subida se mantiene al 5%. Después de 6 kms llegamos a su cima coronada con una glorieta desde donde parten diversos caminos y carreteras.





Junto a la glorieta existe un restaurante-bar muy frecuentado por moteros. El principal motivo por el que nunca nos habíamos decido a realizar este puerto era por la gran cantidad de tráfico que soporta, tanto de cuatro como de dos ruedas. Por suerte al realizar la subida tan temprano evitamos en parte este problema. Aunque nos superaron varios vehículos ninguno nos puso en apuros. La ruta continuó siguiendo la M-505, una carretera en buen estado que nos llevó al puerto de la Paradilla.




Esta subida, en realidad es una prolongación del anterior puerto. Desde la glorieta que corona el Puerto de la Cruz Verde hasta la cima del Puerto de la Paradilla nos separan apenas un par de kms de suave ascenso. Lo mejor de esta subida son las espectaculares vistas al Monasterio del Escorial. Aquí conseguí coronar por delante de Pequeño, el único momento de la ruta que estuve más fuerte que él. Pero ya empecé a intuir que este no iba a ser mi mejor día. Al contrario que mi colega, que demostró estar a un nivel muy alto.



Desde este punto tomamos la M-954, una carretera típica de alta montaña con todas las características propias que este tipo de vías: pasos canadienses, muy estrecha, nula señalización horizontal, balizamiento visual contra la nieve. Que nos llevará en prolongado descenso hasta la población de La Hoya. Durante la bajada me paro hacer algunas fotos, el entorno lo merece, rodeado de montañas. Al fondo queda La Estación otro pueblo al que pronto daremos alcance.




La sierra Oeste, Santa María de la Alameda



Al fondo La Estación.


Durante los descensos me coloco el cortavientos y la braga. Luego cuando toca subir me desprendo de todo. El calor comienza apretar. Conviene ser precavido con la indumentaria. Una mala selección de la ropa, te puede pasar factura, demasido calor o estar helado. Esta ruta apenas tiene terreno llano. Estaremos todo el tiempo subiendo y bajando. Por este motivo es muy importante compaginar bien el atuendo. En la Hoya abandonamos la carretera para incorporarnos por vez primera a los caminos. Cogemos la llamada ruta de la Geología, quizás llamada así por la gran parrillada de piedras que nos encontramos en el camino.



Es un trazado sinuoso, en continuo descenso. Con varios tramos técnicos debido a la gran cantidad de piedras y grava suelta que en algunos momentos tenemos que superar. Son 4 kms dificiles donde se hace necesario poner los cinco sentidos en alerta. Casi al final del camino nos cruzamos con un grupo de bikers que comenzaban este recorrido en sentido contrario. Solo de pensar a lo que se enfrentaban "se me ponen los pelos como escarpias".






Este camino finaliza tras alcanzar un pequeño puente que se alza sobre el río de la Aceña. En seguida circularemos de nuevo por asfalto. Nos incorporamos a la M-538. A partir de aquí comienza el ascenso a Santa María de la Alameda. Antes pasamos por La Estación, otra pedanía de este municipio, que tiene la peculiaridad de albergar la estación RENFE. Llevamos una hora de ruta, el momento idóneo para hacer la primera parada. Al lado de una cabina telefónica realizamos una breve pausa para comer y beber.


En la cumbre Santa Maria de la Alameda.

Nos enfrentamos a una subida de 6 kms de longitud, con pendientes constantes al 6% de desnivel. Los primeros kms nos van alejando del núcleo urbano a través de varios giros y curvas, hasta que definitivamente salimos del pueblo. A mitad de ascensión la carretera va atravesando un frondoso robledal que nos protege del sofocante calor. Los últimos dos kms la vegetación desaparece dejandonos contemplar una cumbre coronada por el pueblo de Santa María de la Alameda.






En el último km de subida siento como las fuerzas me empiezan a abandonar. Intento colocarme detrás de mi colega para ir progresando, pero mi pulsometro me advierte de que estoy en el limite. Un esfuerzo no calculado y podría visitarme el "hombre del mazo". Decido relajar el ritmo y permitir que Pequeño se aleje. Con sabiduría y pundonor alcanzo la cima solo unos metros por detrás. Tras recuperar el aliento, visitamos la plaza de la Constitución, la iglesia y su ayuntamiento. Rellenamos el bidón en una fuente y nos informamos de las rutas que se pueden realizar por el entorno, la más sobresaliente "la ruta del rio cofio".





Me gusta que mis colegas se impliquen en la realización de rutas. Ultimamente casi todas eran propuestas mías. Pero cuando Pequeño me vino con este proyecto me pareció todo un acierto. He de reconocer que siempre ha estado contribuyendo. Esta será su última ruta por la sierra, en unas semanas se convertirá en padre de un niño. Le conozco desde hace muchos años y se que lo hará muy bien. Siempre ha sido un tio jovial, amigo de sus amigos, nervioso e inquieto pero bondadoso, una persona que merece la pena conocer. Solo desearle a él y a su mujer, lo mejor en esta nueva etapa de sus vidas junto a su pequeño bebe.



Ayuntamiento, Santa Maria de la Alameda
Santa María de la Alameda es el principal municipio de esta zona. Rodeada de montañas es el último pueblo antes de entrar en la provincia de Avila. Es cabeza de partido de otras pedanias de población como Las Herreras, Navalespino, La Paradilla, La Hoya o Robledondo nuestro siguiente destino. A partir de 1863 con la llegada del ferrocarril, el mayor núcleo de población se asentó en La Estación, con varias urbanizaciones de prestigio. En la actualidad  su economía esta basada en el turismo rural y en la ganadería.





A continuación iniciamos un veloz descenso hasta alcanzar la zona conocida como El Palancar. Esta bajada termina al llegar al Puente de la Aceña. La carretera dibuja un especie de codo, cambiando la dirección de trayectoria para salvar el rio de la Aceña, que a esta altura se junta con el arroyo de robledondo, este nos irá acompañando hasta alcanzar el pueblo del mismo nombre. Nada más superar el puente comienza el ascenso hasta llegar al pueblo de Robledondo.




Este es el tramo de ruta que peor lo pase. Son 4 kms de subida donde tenemos que superar un desnivel de más de 250 metros. Empiezo la ascensión algo retrasado. Pequeño es un gran rodador y en las bajadas siempre me suele coger algo de ventaja. No se me ocurrió otra cosa que meter el plato grande e iniciar la subida a tope, para contra restar el espacio que tenía perdido. Pronto llegué a la altura de mi compañero, pero el sofocón me pasaría más tarde factura. En ningún mapa esta considerado como puerto o alto de montaña pero bien podría ser un respetable puerto de tercera categoría. A mi me pareció el Tourmalet.



A mitad de subida noto que no puedo seguir el ritmo de Pequeño, no es que fuéramos muy deprisa, entre 9 y 10 km/h. Pero en estos momentos era demasiado para mí. Las fuerzas me abandonan, me quedo sin energía. Menos mal que la pendiente no superaba en ningún tramo el 7% de desnivel. El pulsometro no dejaba de "pitar". Decido detenerme un instante para quitarme el corta vientos que me estaba haciendo cocerme en mi propio jugo. Al reanudar la marcha pienso en tomármelo con calma. En bajar mucho el ritmo para no desfallecer.



Unos 400 metros después de superar Robledondo me reencontré con Pequeño, me estaba esperando junto a unos carteles informativos situados a la entrada de un camino. Mi calvario había terminado. Necesitaba descansar antes de atacar el tramo más duro de la ruta. Allí, me tiré en el suelo en busca de las energías necesarias para continuar. Por suerte poco a poco me fui encontrando mejor. Intento buscar una explicación a este hundimiento, pero no la encuentro. Quizás, un abuso excesivo de plato mediano, cuando en ocasiones hubiera sido más cómodo utilizar el platillo.


Al fondo el pico del Cerro de la Cabeza.
A partir de aquí abandonamos el asfalto para continuar por una pista forestal que comparte recorrido con la denominada "ruta de los arroyos". Este trazado nos llevará hasta el Alto de Malagón muy cerca de la cima del Monte Abantos nuestro principal objetivo. Los primeros 3 kms son de fuerte subida por un camino algo pedregoso. La pista va ganando altura rapidamente mediante la sucesión de unas endiabladas curvas en forma de zetas. Según avanzamos vamos dejando a nuestra derecha el pico del Cerro de la Cabeza.



Por esta zona nos encontramos con un paisaje casi lunar, desprovisto de vegetación, sin ningún árbol a la vista que nos pudiera cobijar del angustioso calor. Gracias al plato pequeño logro superar las rampas más duras. En especial los últimos 200 metros, son realmente jodidos, con algún repecho que ronda el 15% de desnivel. Vencido este escollo, la tortura termina. En esta ocasión me sentí mucho mejor. La tan temida "pájara" paso volando. Por contra Pequeño se sintió realmente bien haciendo del sufrimiento una diversión.



Descenso buscando el Alto de Malagón.
Después tenemos otros 3 kms mucho más tranquilos, circulando por la cresta de la montaña. Por primera vez en la ruta nos encontramos con terreno llano, que se agradece que no veas. Antes de alcanzar el Alto de Malagón debemos superar una peligrosa bajada con muchos chinarros y piedra suelta. En estos casos, mejor ser precavido que valiente. El descenso termina junto a una cancela, en un cruce de caminos. Hacia la izquierda llegaríamos al embalse de Tobar. Saltar la barrera significa alcanzar el Alto de Malagón.



Pequeño y yo en el Alto de MAlagón.

En este punto nos cruzamos con varios ciclistas, tanto con bicis de carretera como de montaña. Todos ellos dándolo todo para conseguir alcanzar con éxito, la recompensa de llegar a la cima de Abantos. Tiene que ser una pasada ascender el Monte Abantos desde San Lorenzo del Escorial. Esta subida queda pendiente para el año que viene. Con el cartel del Alto de Malagón nos hacemos la foto pertinente. Estamos a 1540 metros de altitud. A tan solo un kilómetro y medio de la cima del monte Abantos.



Ilusionados con alcanzar la cumbre, reanudamos la marcha. Primero circulamos por una pista asfaltada durante 700 metros hasta que la abandonamos para tomar un camino de tierra que se abre a nuestra derecha. Antes hemos tenido que superar una barrera que prohibe el acceso a todos los vehículos a motor. Poco después alcanzamos la "gloria". El punto culminante de la ruta. La cima del Monte Abantos. Una explanada con unas enormes rocas graníticas nos reciben con los brazos abiertos. Presidiendo toda la zona se haya una gigantesca cruz de métal.



No se lo que me hizo más ilusión:  si terminar el soplao vivo, o llegar a la cima del Monte Abantos. Es algo mágico, encontrarse a más 1600 metros de altitud y poder recrearse con unas vistas tan alucinantes como sorprendentes. Desde este punto se puede contemplar con total claridad los picos conocidos como Las Machotas, el inmenso embalse de Valmayor y sobre todo San Lorenzo del Escorial. Tener a nuestros pies El Monasterio del Escorial no es algo que podamos hacer todos los días. Es curioso como una construcción tan majestuosa y dantesca pueda parecer desde esta altura como una casita de juguete.


Detrás de nosotros Las Machotas.
 

Monte Abantos


Estos son los momentos que te hacen recordar porque nos encanta el deporte de la bicicleta. Merece sobradamente la pena sufrir y padecer para después poder contemplar estas espectaculares vistas panorámicas desde tan bello lugar. Estuvimos un buen rato flipando con el sitio hasta que nos decidimos a continuar la ruta. Tocaba descender hasta El Monasterio del Escorial. Hay varias formas de ascender el puerto de Abantos, tanto por caminos de tierra como por pista asfaltada. La más conocida dentro del mundo del MTB es por una senda llamada "las zetas de Abantos".


Monasterio del Escorial.
Sin embargo nos tiramos cuesta abajo por asfalto. Por donde normalmente los profesionales suben en la Vuelta Ciclista a España. Se trata de una preciosa bajada, en su mayor parte cubierta por robles y pinos silvestres, que soporta unas pendientes con porcentajes de escandalo. A la altura de una fuente nos encontramos un tramo de 2 kms de llano para después continuar bajando por una urbanización con unos chalets de impresión. Esta parte esta llena de pintadas con nombres de los ciclistas más destacados de la última edición. En particular "Mikel Nieve" fué el nombre que más vi repetido.




Unos minutos después llegamos al Monasterio del Escorial, repleto de turistas que paseaban por sus alrededores. Dando por finalizada la ruta circular. Nos salieron 46 kms, realizados en 3h 38m (tiempo encima de la bici), a una media de casi 13 km/h. Una ruta sin apenas terreno llano. Con 1380 metros de desnivel positivo. Una ruta que se me hizo muy dura. Estoy casi al final de mi temporada y el cansancio en esta ocasión me paso factura. Agradecer a Pequeño el diseño de este itinerario que realmente me gusto mucho. El año que viene volveremos a esta parte de la Sierra de Guadarrama para hacer muchas otras rutas.


PERFIL:



TRACK DE LA RUTA:

3 comentarios:

  1. Muy buenas rutas las que estáis haciendo últimamente.

    Me temo, viendo la semana que llevo, que el próximo domingo me pasará a mí algo parecido a lo que comentas que te sucedió a ti.

    Creo que me van a dar la del pulpo en ruta. Pero como siempre al final siempre se acaba con buen sabor de boca.

    Saludos y os sigo en la próxima.

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  2. ¡Vaya!, el domingo anterior hice una ruta similar, solo que, en vez de subir a la Cruz Verde por carretera, lo hice por la silla de Felipe II y Zarzalejo. Después me desvié hacia Robledo de Chavela, sin llegar a este pueblo, y aparecí, por una pista de las de patear, cerca de la Cruz Verde. Efectivamente, la subida desde Robledondo a Malagón se las trae.
    Lo que no conzco es la zona de Sta. María de la Alameda.
    A Abantos desde el Escorial se puede subir por varios sitios, desde el mismo monasterio, desde el Tomillar, desde las zetas, y todas las variantes comparten el único tramo verdaderamente duro de la subida, el de los últimos 2 kms.
    Saludos y enhorabuena por las rutas.

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  3. Como siempre un placer leer tus crónicas. Echaré de menos no estar implicado en las próximas.
    Este recorrido que hemos hecho es uno de los miles que se pueden hacer por la sierra oeste de Madrid, el año que viene tendremos que explorar esta bonita zona.

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