Ciclismo, naturaleza, fotografía.

CICLISMO, NATURALEZA, FOTOGRAFÍA, MTB, RUTAS.

viernes, 31 de mayo de 2013

III MARCHA ALBERTO CONTADOR (Medio fondo) 26/5/2013

La tercera edición de la marcha cicloturista Alberto Contador celebrada en Pinto se ha desarrollado por las carreteras de la comarca de las vegas, con un gran despliegue organizativo pero también con algunos flecos que mejorar. Casi 700 participantes han medido sus fuerzas sobre un exigente recorrido rompe piernas, con dos opciones de distancias, uno de 152 kms, y otro de medio fondo de 102 kms. Un espectacular día de fiesta acompañando a nuestro mejor ciclista.

En la salida, en Pinto.
Solo hace un año y unos meses que me embarqué en el mundo del ciclismo, cuando adquirí mi bicicleta de carretera, pero tenía muchas ganas de participar en mi primera carrera cicloturista. Con apenas dos mil kms de experiencia en las piernas pero con un alto grado de ilusión me desplazo hasta la localidad madrileña de Pinto, población natal de nuestro campeón Alberto Contador, para participar en la tercera marcha que lleva su nombre y que organiza Cadalsa eventos.





La salida planificada para las 8,30 se retraso unos minutos esperando la aparición estelar del anfitrión. Que nos dedicó unas palabras de aliento, animándonos a pasar un estupendo día de ciclismo junto a él. El año pasado problemas burocráticos derivados de su sanción le impidieron correr junto al pelotón. Esta vez, como no podía ser de otra forma participaba en su marcha con el dorsal número uno. A las 8,37 un nutrido pelotón echa a rodar por las calles de la población de Pinto, que además en estas fechas se encontraba en fiestas.



Las inscripciones se multiplicaron hace un par de semanas cuando en la página web oficial del evento se anunció que quedaba suspendido el tramo de tierra que el año pasado tanta polémica suscito entre los participantes. De esta forma la marcha se completaría de forma integra por asfalto. El año pasado mucha gente se quejo de este tramo, no entiendo como una marcha ciclista puede incluir caminos de tierra. Creo que la organización llevados por el impulso de la espectacularidad que dio estos tramos de tierra hace un par de ediciones en el Giro de Italia, lo incluyeron para esta marcha. Pero considero un acierto que hayan rectificado el recorrido este año. A la mayoría de los aficionados al ciclismo no nos gusta meter la bicicleta de carretera por caminos. Creo que es algo lógico. Para eso tenemos la "mtb", todo tiene su lugar y su momento.


Pelotón camino del Alto de Valgrande.

Durante los primeros kms me mantengo en el seno del pelotón, una nutrida serpiente multicolor con 676 participantes según la organización. Salimos de Pinto dirección San Martín de la Vega ocupando todo el ancho de la carretera. El despliegue policial es impresionante. La guardia civil manda parar a los pocos vehículos que circulan en sentido contrario para que el pelotón campe a sus anchas y el peligro de accidentes sea el menor.






Aun así dentro del pelotón los murmullos se suceden, frenazos, brazos al aire señalando baches en el camino e inevitablemente caídas. En particular vemos como un chaval da una vuelta de campaña al comerse literalmente un hito verde de balizamiento. Rodar en pelotón no es una tarea fácil, requiere mucha práctica y años de experiencia, que yo no tengo, así que intento circular por los extremos intentando coger la rueda del ciclista delantero para protegerme del viento. Una vez incrustado dentro del grupo es una gozada ir a alta velocidad sin sufrir apenas desgaste físico, simplemente hay que dejarse llevar, y dar pedales de vez en cuando, claro.


Subiendo Valgrande.


La inercia del pelotón me hace recorrer los primeros 17 kms en tan solo treinta minutos, con una media de escándalo, superior a los 33 km/h. Dejamos atrás la urbanización Vallequillas para comenzar la subida a la primera tachuela del día, el Alto de Valgrande, o como muchos otros lo llaman, "La Cuesta de la Nueva". A partir de aquí cada uno coge su ritmo y el pelotón se va desfragmentando en múltiples grupitos. El recorrido de la marcha discurre en su mayor parte por carreteras que conozco muy bien. En concreto esta es una subida que he realizado en muchas ocasiones. El conocimiento del terreno me daba un plus para saber donde tenía que apostar fuerte y donde regular el esfuerzo. En la cima marco un tiempo de 15,17 mi mejor registro en este monte.


Morata de Tajuña.
Después de un corto pero rápido descenso llegamos a Morata de Tajuña. Llevo 27 kms de carrera que se me han pasado volando. Este año no me encuentro todo lo bien que esperaba, la temporada esta siendo contradictoria, no consigo el golpe de pedal adecuado y físicamente sigo sin estar fuerte. Llegaba a esta carrera con pocos kms acumulados de entrenamiento, además hacía más de veinte días que no había podido coger la bicicleta de carretera.





Para más infortunio esta semana pasada estuve aquejado de gripe y dolencias estomacales que me habían dejado fuera de combate, perdiéndome la Riaza B-pro Bike Maratón en la cual estaba inscrito hace semanas y tanta ilusión me hacía participar. Pero la salud manda y cuando el cuerpo no se encuentra en condiciones es mejor quedarse en casa que pasar por un infierno como al final parece que fue el desarrollo de esa prueba esta edición. Sin embargo hoy parecía que las cosas marchaban bien. En seguida iniciamos el ascenso al Pico del Águila, aquí la organización nos tenía reservada una sorpresa. Callejeamos por Morata de Tajuña, por cierto el único pueblo donde la gente se echo a la calle para animarnos, para tomar un camino asfaltado que lleva el nombre de calle del calvario, y vaya si fue un calvario. Esta subida la había realizado en anteriores ocasiones por la carretera, pero nunca por la variante que nos proponía la carrera.


Subida al Pico del Aguila.


Esta variante resulta ser una subida espectacular. Este camino asfaltado que en principio se aleja de la población por la calle del Calvario después se adentra en un frondoso bosque de pinos haciendo más vistoso el trazado de este pequeño puerto. Esta opción propuesta es mucho más dura que la subida convencional por la carretera. Nos topamos con rampones del 15% que hacen retorcerse a más de uno. Mientras yo vacilaba con el motorista de la guardia civil, pensando que el embrague de su motocicleta iba a petar, otros se desprendían inmediatamente de sus prendas de abrigo: manguitos, térmicos, forros, todo fuera. Todos habíamos entrado ya en calor. Esta vez había acertado con la indumentaria elegida, todo de corto, eso sí, con el chubasquero en el bolsillo que la predicción meteorológica vaticinaba tormentas a medio día.


Cuatro kms de subida que finalizan en la estación eléctrica enlazando con la carretera que nos lleva Arganda. En este punto paré un instante para hacer un pis, escasos 45 segundos, que fueron cruciales para que perdiera de vista a la gente con la que había realizado la mayor parte de la subida. El posterior descenso luego fue acompañado de un terreno rompe piernas dentro ya de la población de Arganda del Rey. A partir de aquí y hasta alcanzar Valdelaguna ¡zona apache!. Total desconocimiento de lo que me iba a encontrar.



Nunca había transitado por esta zona, pero por suerte circulamos 15 kms por carreteras muy amplias, casi siempre en paralelo a la A-3, viendo de lejos la población de Perales de Tajuña, sin entrar en su núcleo urbano. Por esta parte del recorrido nos fuimos juntando unos pocos, hasta crear un verdadero pelotón de unos veinticinco miembros. Grupo que iba creciendo a medida que avanzábamos y adsorbíamos  gente que iba en solitario o en pequeños grupos de escasas unidades. A veces en fila de a uno y otras ocupando parte del ancho de la calzada se progresaba a muy buen ritmo haciendo relevos unos y otros, como en mi caso manteniendo el tipo detrás de la rueda buena. Así llegamos a la segunda trampa de la jornada.


Subida a la urbanización Valdeperales.
De repente unos voluntarios nos indican la dirección a seguir. Tenemos que abandonar la carretera principal para a continuación entrar en una estrecha calle que recorre la urbanización Valdeperales. Fue el tramo más duro de toda la jornada. Nos encontramos con una subida terrorífica. Rampas con una inclinación brutal constante entre el 14% y el 19% de desnivel, durante dos kms. Pendientes que serían difíciles de superar en una bicicleta btt, afrontarlo en una bicicleta de carretera se convertía para algunos en tarea imposible.


Supongo que los más fuertes del pelotón, los que iban en cabeza no tendrían mayor problema que un simple caletón de piernas, pero yo que seguramente circulaba entre los cien últimos vi imágenes dantescas. Gente que se bajaba de la bici vencidos por la pendiente, caídas producidas por no poder mantener el equilibrio, otros seseando poniendo en apuros al resto. Yo alucinaba. Se respiraba un ambiente de tensión acompañado de un silencio sepulcral que se rompió cuando se escucharon los chasquidos mecánicos producidos al cambiar de desarrollo todos al mismo tiempo al alcanzar aquella pared. Esto debe de ser lo más parecido a subir la Bola del Mundo, pensé en aquel momento.


Al final con mucho sufrimiento conseguí vencer este obstáculo, aunque para ello tuve que pagar un alto precio. Instantes después comenzaron los calambres en los cuadriceps. Sin embargo mi progresión durante esta subida había sido buena, e incluso había adelantado a bastante gente. Dejando por detrás a casi todos mis compañeros de grupo. Entonces pensé que lo mejor sería reducir el ritmo, aumentar la cadencia y esperar a ser engullido de nuevo por un grupo. Y es que uno ya va teniendo una edad y a veces acierta.





Así de este modo volvimos a juntarnos buena parte de los integrantes de aquel grupo que comenzó la subida anterior. Muchos nos preguntábamos, ¿donde esta el avituallamiento?, en particular tuve muy buen feeling  con una pareja que venía de Girona (chico y chica, creo que eran rusos) con los que estuve dialogando, en castellano, claro durante la siguiente subida que nos conducía a Valdelaguna por una estupenda carretera. Donde cada uno iba cogiendo su ritmo más adecuado.



Por lo visto el primer avituallamiento se encontraba en el km.23, en pleno descenso del Alto de Valgrande, pero esté paso desapercibido por completo para la mayoría de la gente. Además, como es lógico en esos momentos nadie necesitaba rellenar el bidón ni comer nada, estaba colocado demasiado pronto. Era de suponer que en esa misma ubicación, ya de vuelta a Pinto se encontrara el siguiente avituallamiento, aunque esta vez llevaríamos en las piernas cerca de 80 kms. Convencidos de esto continuamos rumbo a Chinchón por una carretera de tercer orden que conozco bien de otras rutas realizadas por esta zona. Curiosamente por aquí comienzo a perder posiciones y a quedarme algo rezagado. No quiero forzar, los cuadriceps me daban pinchazos en seguida que apretaba el acelerador.


Al llegar a Chinchón bordeamos el centro histórico para continuar por la M-311, la carretera que desciende el Alto del Molino, terreno que acometo en solitario hasta que me capturan tres chavales muy majos pertenecientes a un club de Entrevias, no recuerdo el nombre. Con ellos no paré de reír cuando me contaron que uno de ellos se había comido una muestra de crema hidratante, de las que nos obsequiaron con la bolsa de regalo, pensando que era un gel energético. Hartos de buscar el siguiente avituallamiento, que nunca aparecía decidieron parar en una gasolinera a repostar.


Yo continué adelante, aun tenía algo de aquarius dentro del bidón, y sabía que quedaban pocos kms para llegar al ansiado abastecimiento. Casi sin darme cuenta realicé la subida a Frascuelo y tras girar hacía la izquierda pude divisar a lo lejos el ansiado avituallamiento, convertido en un oasis sobre una isleta. En este punto me percato de que llevo casi 80 kms seguidos sin bajarme de la bici a una media de 27 km/h, datos que en condiciones normales no hubiera marcado. Necesito parar para beber, comer, repostar y hacer estiramientos, me encuentro algo saturado de piernas.


Pero en este sitio me encuentro con la mayor decepción de toda la marcha. Los voluntarios del avituallamientos nos comentan que no hay agua. Tampoco aquarios , ni refrescos, ningún tipo de líquido. Me parece lamentable que una marcha de estas características, que pretende ser una referencia dentro del circuito popular ciclista, sucedan estas cosas. Todos los que llegábamos a este lugar lo hacíamos sedientos, con la necesidad imperiosa de beber. Nos ofrecen plátanos, sandía y otras frutas, pero la indignación va en aumento.



Van llegando por detrás más ciclistas y comienzan a escucharse palabras mal sonantes y gestos de desaprobación. El enfado de los que estamos allí era tremendo. ¡Esto es una vergüenza con mayúsculas!. Francamente intolerable. Finalmente consigo que me echen algo de hielo dentro del bidón y ya cuando me iba un mecánico que estaba en un coche de soporte de shimano me dío una botella pequeñita de agua. Eso fue un milagro. Agradecí de todo corazón a esa persona anónima ese gesto altruista, no era para menos. Aun quedaban por delante más de 20 kms que recorrer, haberlos echo sin agua hubiera sido casi una temeridad. Muchos otros no tuvieron tanta suerte.


Reanudo la marcha atacando un pequeño repecho en busca de un grupito de unas 15 unidades que me aventajaban en apenas cien metros. Pero en vez de reducir la distancia con ellos lo que consigo es alejarme de su situación poco a poco. A medida que pasaban los metros les iba viendo de menor tamaño. Entonces decido no obsesionarme con pillar un grupo e ir a mi ritmo hasta que alguien viniera desde atrás para hacerme compañía. Con posterioridad me dí cuenta que dejar escapar este grupo fue un grave error.




Hasta alcanzar San Martín de la Vega tengo casi diez kms de duro peregrinar en solitario, con el azote del viento en contra, esperando la llegada de nuevos compañeros que no aparecían. Por esta parte me tropecé con algún cadáver que incluso iba peor que yo pero también con un par de chavales que por desgracia tenían problemas mecánicos. Con ninguno de ellos pude formar grupo. Al pasar por el puente sobre el río Jarama me cruce con un nutrido grupo que avanzaba en sentido contrario, estos ya inmersos en la segunda vuelta del recorrido.



El último tramo de carrera se me hizo realmente duro. Ascendiendo un pequeño repecho ya camino de Pinto me alcanzó un grupeto de unos diez chavales, con mi amigo Jan entre ellos, un asiduo del carril bici con el que suelo coincidir los días de entreno. Intento coger la rueda del último para no perder el ritmo, pero mis fuerzas ya no dan para más, solo logré estar con ellos apenas un km, de nuevo volví a perder el tren.




A falta de 7 kms para llegar a meta escucho sirenas y el zumbido de las motos por detrás. Instantes después me pasa como un avión dos ciclistas acompañados por dos motos y un coche de la guardia civil uno de ellos con la equipación del Team Saxo Bank. ¡Es Contador!, que además al llegar a mi altura me dedica un ¡venga, animo!. Yo le contesto ¡Contador, Grande!. Me quedé flipado, me acababa de doblar. Mi más absoluta admiración al ciclista de Pinto, al que considero uno de mis ídolos. El otro ciclista que le acompañaba era Jorge Ramos, preparador físico del equipo de la Fundación Contador, que a la postre fue el vencedor de la prueba.


Los últimos 5 kms los hice junto a un grupo de nueve unidades que me ofrecieron su rueda para que les acompañara hasta el final. Esta vez si pude acoplarme bien y resistir. La lluvia hizo su aparición justo cuando nos faltaban  un par de km para terminar, haciendo de esto modo más épica la llegada. Coincidiendo con el paso por linea de meta comenzaron a caer ¡chuzos de punta!. Dadas las circunstancias parecía absurdo continuar con la carrera de gran fondo.




Lógicamente todos los que íbamos llegando dábamos por terminada nuestra participación. No estaba el tema para meterse otros 50 kms extras, que seguramente me habrían llevado por lo menos otras dos horas más. No había motivación ni ganas de afrontar una segunda vuelta. Así pues los que terminábamos en este punto formamos parte de la carrera de medio fondo. Para las estadísticas mencionar que 268 ciclistas optaron por la carrera corta (102 kms) mientras que 300 prefirieron alargar el día hasta los 152 kms. Del resto de gente hasta completar los casi 700 participantes la organización no dio más información, supongo que algunos abandonarían y otros simplemente no se presentaron.


Terminé muy cansado, con los cuadriceps reventados, pero con la satisfacción personal de haber realizado una buena carrera. Con mi nivel actual creo que no puedo pedir más. Al final me salieron 102 kms que realicé en 4h 01m (tiempo encima de la bici) a una media de 25 km/h. Clasificado en el puesto 220 de la carrera de medio fondo con un tiempo total incluyendo las paradas de 4h 11m. En cuanto a la prueba, me deja sensaciones estupendas. Parece que me muevo cómodamente en distancias cercanas a los cien kms.


No se si en un futuro participaré en otras pruebas ciclistas, lo que si se es que me ha encantado sentirme integrante de un pelotón y el discurrir de la carrera. Es muy distinta a una prueba de MTB, ni mejor ni peor, simplemente distinta. A mi me ha gustado mucho. La gente que participa en estas marchas esta más preparada y tiene mucho mayor nivel que los que hacen btt. Esa es mi impresión. Como ejemplo basta decir que la mayoría de la gente iba con carbonos que rondarían los 5.000€.


Adyacente al Pabellón Príncipes de Asturias junto a la linea de meta se había habilitado una zona exclusiva para los participantes con varios servicios a nuestra disposición. Yo hice uso de la carpa de los masajes donde un par de fisios estuvieron un buen rato trabajando la musculatura de mis piernas. Desde aquí darles las gracias me dejaron como nuevo. También había barra libre de cerveza, y varios stand de patrocinadores. Todo muy bien organizado.




Y para terminar paella para todos mientras se sorteaban diversos regalos, los más llamativos una bici Btt, o un cuadro S-Works. A mi me hubiera echo ilusión que me hubiera tocado uno de los muchos cascos Specialized que regalaron, pero no hubo suerte.Tuve el privilegio de compartí la comida con el ciclista el más longevo la prueba, con 71 años, y me hice amigo de un chaval muy majete que iba acompañado de su chica. A mi me hubiera gustado que mi mujer y mi niño estuvieran conmigo disfrutando del epilogo final, pero...otra vez será ..espero.




A mi entender algunos flecos podrían mejorarse en la Marcha Alberto Contador, en especial el tema del avituallamiento que este año ha traído miga.  Lamentable tanto la ubicación como el contenido. Lo normal para este tipo de carreras, al menos situarlos cada 50 kms. Que te encuentres un avituallamiento después de 80 kms recorridos y sin agua...demencial. Por contra mencionar que la bolsa de regalo incluía un estupendo maillot conmemorativo además de otros regalos. Para otro año me gustaría ver la avenida de la meta abarrotada de público animando a los ciclistas. Es muy desalentador no ver a nadie al llegar.




PERFIL:



CLASIFICACION:



TRACK DE LA RUTA:

4 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena crack! Todo es empezar con los 100kms sin parar, luego vendrán los 125kms y ya luego las idas de olla que cada uno tengamos jajaja.

    Vaya terreno más rompepiernas, no? Para rematar lo del avituallamiento sí, una auténtica put...

    Un saludo!

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  2. David, muy bien para llevar tan poco tiempo en el mundo de la bici de asfalto. Como yo comencé muy poco antes que tú, entiendo muy bien lo que comentas sobre las dificultades de rodar en grupo muy numeroso, yo también me encuentro ciertamente inseguro cuando el grupo es algo grande, hay que ir con mil ojos para anticiparte a movimientos de otros y al mismo tiempo no hacer nada raro que acabe tirando a algún otro compañero.

    Además te vas satisfecho, sigues aprendiendo, disfrutáste la ruta, hiciste nuevos amigos, ...y recibiste el saludo de ánimo de Contador.

    Genial, ... a por la siguiente.

    Saludos.

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  3. Enhorabuena por el logro conseguido y por el fantástico relato. Yo también tuve el dudoso honor de retorcerme por las carreteras por las que transcurría la marcha.
    Tras pasar muchas miserias compitiendo por carreteras de toda la geografía, y tras unos años de abandono, sentirse una vez más en el seno de un pelotón, es una sensación muy agradable.
    A mi entender, la primera subida de las "duras", la del Pico del Águila, estuvo bien, dura pero bonita y aún con fuerzas, necesaria para seguir con el trayecto; ahora bien, la segunda tachuela, para mí sobró. Al igual que tú, vi retorcerse a gente, parecían que iban a romper los cuadros, echar pié a tierra, gritar por calambres, caerse y pasarlo mal, realmente mal...desde mi punto de vista, sobró, un rodeo innecesario con una carga de kilómetros que hizo que la gente sufriera innecesariamente, sin que aportara nada de interés (siempre en mi opinión).

    Lo del avituallamiento, de chiste.....Vi el primero, efectivamente en la bajada, cuando íbamos a unos 65 km/h y con apenas 25 km recorridos, innecesario del todo. Al segundo llegué cuando aún había Acuarius (medio caliente), pero sin agua...ya sin agua (me clasifiqué sobre el puesto 100 de medio fondo, con lo que tampoco había tanta gente por delante como para no tener ya agua)...en fin, un acuarius de un trago, un par de trozos de sandia, un plátano, otro acuarius y a seguir camino.
    Ya en la meta, como tú dices, nadie animando.....El speaker sí aguantó hasta el último participante y siempre tenía unas palabras de ánimo, pero el público....nada de nada...desierto...pero bueno, eso no lo puede poner la organización...

    En fin, que igual que tú, disfruté del día, pero veo muchas cosas a mejorar si quieren seguir creciendo como referente del cicloturismo. Por cierto, el maillot chulísimo, casi valdría lo que la inscripción.

    Un saludo y gracias por el relato!!!! a darle a los pedales!!!

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  4. Gracias a todos por los comentarios. Pienso lo mismo, esta marcha tiene que mejorar mucho para ser un referente. El mejor recuerdo, los masajes del fin de ruta, el maillot y el compartir ruta con tanta gente que como yo venía a pasárselo en grande.

    Un saludo a todos. David.

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